No sé qué duele más, el pasado perdido o un
futuro desalentador. Vivir recordando es tan nocivo como creer que sólo el
futuro será agradable. Ignorar que únicamente el presente es real y que la vida es un
eterno ahora puede ser peligroso, pues olvidamos
que son los momentos que vivimos hoy, las decisiones que tomamos o dejamos
pasar, las que forman la suma de acciones, olvidos, reacciones y sueños que
llamamos vida.
Este momento, el que vivo mientras te escribo
y me lees, ya es pasado. Sí, en cuanto sucede deja de ser para formar parte de
un aglomerado de segundos que al respirarlos expiran. Filosofar sobre la
levedad del tiempo y de nosotros en él, suena romántico, profundo y quizás
hasta antipático; sin embargo, ¿hay algo más relevante que nuestra vida? Tal vez la vida de los demás, la cual es tan valiosa como la nuestra, aunque
para la mayoría de nosotros, simples mortales, nuestra existencia suele tener
más relevancia que la de otros. ¿Cuándo otorgamos más valía a alguien
más que a nosotros? Cuando le amamos. En el momento en que nuestro ser se rinde ante la
presencia, o ausencia, de otro humano, dándole prioridad sobre nuestro ego e
intereses, entonces amamos.
El amor no es la emoción que experimentamos
al recibir un regalo el 14 de febrero, es la convicción que surge de darnos
cuenta del gran valor que los demás, o el otro, tienen. Si no somos capaces de
respetar, cuidar y atesorar la importancia de los demás, simplemente no amamos.
Ante un pasado humano, es decir, de errores;
y un futuro incierto, la mejor actitud es amar ahora. Valorar nuestra vida,
pero tanto como la de los demás. Sé que no todos los demás son igual de
importantes para nosotros, pero deberían ser igual de valiosos. Quien ama pone
antes que a sí mismo el objeto de su amor.
Resulta lamentable observar nuestra sociedad
plagada de desamor, seres vivos que no se detienen (o nos detenemos) ante el
daño, necesidad o sufrimiento ajeno; personas que, en nombre de cualquier bandera, simulan
su propio beneficio con palabras como: bien común, religión, libre empresa,
democracia, justicia y derechos humanos.
La existencia es un soplido fugaz, por lo
mismo no vale la pena desperdiciarla en reclamos. Entonces qué
mejor que proponernos amar hoy, ahora, en este instante. Respirar profundo,
llenarnos los pulmones de Dios, hacer a un lado este escrito y sus intentos de
teorías y expresar palabras y actos de consideración, cariño y prioridad a
quienes nos rodean. ¿Te parece?
Muy bonito y muy real, definitivamente lo único que existe es el ahora, todo dejara de ser en el mismo momento que es, lo que tanto se anhela pasa volando y ya dejo de ser. Por esa razón, solo debemos ver el aquí y ahora, es lo único cierto y todo de la mano del Todopoderoso para así no tener que lamentarnos de lo que pudo ser y no fue
ResponderEliminarGracias por tu comentario Noly
ResponderEliminarMe encanto el tema. Gracias por compartir
ResponderEliminarCON GUSTO, SALUDOS SARALEE
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