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sábado, 20 de abril de 2013

¿Y si la vida fuera un sueño?
Por Rafael Ayala

Hay días en que simplemente mi mente está más abierta a la reflexión. ¿Nostalgia?, ¿lucidez?, ¿inspiración?, ¿o simplemente hormonas alineadas a mi favor?... ¿O en mi contra?
Ayer, mientras conducía pensé que la vida es muy breve. Los cien años que espero vivir me parecen muy pocos, sin embargo dice la escritura que para Dios un día son como mil años y mil años como un día; en otras palabras, en el mundo espiritual el tiempo es más relativo que en el mundo terrenal. Entonces, si mis actuales 47 años (casi 48) son nada espiritualmente hablando, ¿no será que esta vida es simplemente un sueño y cuando despierte, en ese cuerpo celestial mencionado por San Pablo, me daré cuenta que esto fue solamente imaginación nocturna, un leve pestañeo onírico.
Tanto trabajar, luchar contra mi orgullo y el orgullo de otros, esforzarme por intentar ser íntegro, formar hijas, pretender ser buen marido y ciudadano, desarrollar paciencia y tolerancia ante los políticos, juntar dinero con la esperanza de no convertirme en un avaro metalizado y superficial, dependiente del saldo bancario.
¿Será que las noticias son simples ocurrencias dentro de este breve dormitar de 40, 50 ó 100 años? He vivido creyendo que no estoy soñando, pero por breves momentos, como ayer mientras conducía, me gustaría que todo fuera un espejismo y que la vida real continúa cuando fallezca. Así, al despertar, me enteró que la pobreza ha desaparecido; la retórica falsa y vomitiva de las autoridades fue una simple pesadilla; la miseria de la gente de mi tierra, una quimera; al igual que los terroristas, tsunamis, adicciones, impuestos, los diagnósticos médicos y las espantosas historias de las telenovelas y películas donde la vida gira alrededor de armas, sexo sin consecuencias y diseñadores de moda.
Qué bello sería despertar y descubrir que todos esos dragones existenciales han sido traspasados por la espada de la verdad, la justicia y la paz... ¿Será ese despertar el anhelado cielo?, ¿será este vivir el infierno?, ¿será esta vida tan sólo una estación en el viaje eterno hacia el destino luminoso?, ¿o simplemente será que por minutos prefiero pensar esto para evadir la realidad y mi responsabilidad ante ella?
¿Responsabilidad?, ¿cuál responsabilidad? Pues la de convertirme en un político sin retórica falsa; un ciudadano responsable que paga sus impuestos y vive en integridad; un marido fiel; un padre dedicado que no se escuda en proveer bienes materiales para hacer a un lado las relaciones, el cariño y el llanto juntos;
un hombre sin vicios; un ser humano que resiste la tentación de rendirse ante el dinero; un creativo que genera mejores propuestas para los medios sin caer en los tristes y seguros clichés del sexo barato y las persecuciones entre ráfagas que sólo hieren a los "malos"; un habitante que se preocupa y actúa para favorecer a los miserables y abandonados; un simple hombre que ante los diagnósticos médicos toma responsabilidad y cuida su salud...
Tal vez para evitar todas estas realidades a veces prefiero pensar que la vida es un sueño...