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lunes, 8 de julio de 2013


¿Sobrevivir o divertirse? 

Prioridades en el manejo del dinero.

Por Rafael Ayala

El dinero es un recurso escaso, jamás tenemos suficiente para todo lo que deseamos, y en algunas ocasiones, tristemente, para cubrir las necesidades básicas. Es absurdo, irresponsable y casi pecaminoso que padres de familia que no cuentan con los recursos necesarios para suplir los requerimientos elementales de su familia gasten sus pocos ingresos en diversiones y lujos. Si en casa no alcanza el dinero para comprar medicinas es imposible concebir que se utilice en ir al cine, al circo o a un parque de diversiones privado. Entiendo que las personas, incluyendo aquéllas que lamentablemente viven en condiciones extremas de pobreza, tenemos derecho a divertirnos, a tener tiempos de esparcimiento y con mayor razón si se realizan con nuestros seres queridos. Sin embargo, hacerlo a expensas de sacrificar necesidades de sobrevivencia de los miembros de nuestra familia, me parece incorrecto. Cuando el dinero no alcanza las diversiones se reducen o se limitan a aquéllas que impliquen poca inversión económica. Primero están la alimentación, la salud, el vestido, la educación y el techo. Actuar de manera contraria puede ser catalogado como un acto no sólo imprudente, sino sumamente irresponsable. Considero que para comprender este planteamiento no se requiere tener una licenciatura o una maestría en administración en Harvard.
No hago esta reflexión pensando en algún familiar o amigo que esté actuando con base en estas prioridades tergiversadas; de hecho ni siquiera identifico algún padre o madre de familia en particular, aunque no dudo que los haya. Reflexiono movido por las decisiones que algunos gobernantes toman respecto al manejo e inversión (o gasto) de los recursos propiedad de los ciudadanos que les hemos permitido ejercer su puesto. En específico, aunque no exclusivamente, me refiero a la administración del presupuesto del Estado de Puebla, en México.
Esta bella entidad mexicana, según los datos del Consejo Nacional de Evolución de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), ocupaba en el año 2010 el quinto lugar entre los Estados con mayor pobreza en México. Según datos de la misma organización Puebla alberga 2.6 millones de habitantes en pobreza de acuerdo a los parámetros oficiales, refiriéndose a pobreza extrema y moderada. Esta cifra significa que el 46% de su población carece de servicios y recursos elementales para vivir. Muchas de sus zonas rurales, e incluso algunas urbanas, no tienen infraestructura fundamental como agua potable, drenaje, electricidad, vivienda y por supuesto, buenos servicios de salud y educación. Entiendo que el reto de la erradicación de la pobreza es descomunal y que los recursos son limitados; también reconozco que en el 2005 Puebla estaba en el cuarto lugar en la penosa lista de carestías y actualmente descendió al quinto.
Mi cuestionamiento surge a raíz de la decisión del Gobierno del Estado de comprar y colocar en la capital del mismo la rueda de la fortuna transportable más grande de Latinoamérica. El costo del juego mecánico, según una publicación de la agencia noticiosa Reporte Índigo, fue de 200 millones de pesos y el total de presupuesto asignado para la compra, instalación y adecuación de la zona, es de 400 millones. El argumento central a favor de dicha inversión se basa en afirmar que atraerá más turismo, y con ello recursos, a la capital de Puebla; e incluso, este mecanismo de diversión se planea trasladar e instalar eventualmente en otras poblaciones del Estado. Si estas afirmaciones son ciertas y generarán riqueza superior a los cientos de millones invertidos; y dichos montos se destinarán a generar infraestructura básica para las zonas necesitadas del Estado, las prioridades del Gobierno son correctas y mis análisis y conclusiones una verdadera tontería basada en falta de visión de mi parte. Sin embargo tengo unas cuantas preguntas que me hago y que deseo compartir con ustedes:
1.     ¿Será que el deseo de subirse a una rueda de la fortuna enorme sea un factor decisivo para que el turismo nacional e internacional decida vacacionar en Puebla?
2.     ¿No es el sentido colonial y mexicano, su historia y la riqueza gastronómica lo que hace que Puebla sea un centro de atracción de turistas?, ¿fortalece el juego mecánico este aspecto?
3.     ¿Son acaso el London Eye (rueda de la fortuna de Londres), o la rueda de la fortuna de la Plaza de la Concordia en París, la razón por la que esas ciudades son visitadas por millones de turistas?, ¿no será más bien que los paseantes eligen estos destinos por sus referencias históricas, museos, contexto urbanístico, gastronomía y arquitectura?
4.     ¿No es más adecuado colocar juegos mecánicos en destinos donde la gente asiste buscando parques de diversiones excelsos como Six Flags, Disney y Sea World y esto a través de inversiones privadas?
5.     ¿Habrá realizado el Gobierno del Estado un estudio de mercado en el que los resultados le mostraron que una rueda de la fortuna en Puebla hará que los turistas decidan visitar esta ciudad en lugar de Cancún?, ¿o para ser más justos, en lugar de Oaxaca, Morelia, San Miguel Allende o Querétaro?
6.     ¿Se tomó esta decisión considerando la opinión de los ciudadanos a los que los gobernantes representan o solamente fue idea de uno de ellos o de alguno de sus asesores?
7.     Si los administradores públicos en cuestión, o sus familiares cercanos, vivieran en carne propia las carencias que afrontan diariamente 2.6 millones de las personas que representan, ¿invertirían estos recursos en una rueda de la fortuna?
8.     ¿De que se perdería la población poblana si no se hubiera montado el monumental juego mecánico y cuáles serían las consecuencia si ese capital se hubiera invertido en caminos, drenaje, agua potable, educación productiva o servicios de salud en una, dos o tres de las poblaciones en pobreza extrema?
9.     ¿O será que las personas a cargo del manejo de las inversiones no tienen las prioridades correctas y se les olvida que cuando en una casa hay hambre y enfermedad, y el dinero es limitado, los recursos deberían emplearse para resolver los males?
Espero estar equivocado y que mis conclusiones sean erróneas, sin embargo el sentido común parece mostrarme lo contrario. Usted, ¿qué opina?